Plan de estudios

A continuación se publica un resúmen de  las orientaciones epistemológicas del equipo central de la Dirección de Educación Superior de la Provincia de Buenos Aires para la construcción del Nuevo Diseño Curricular1/El nuevo Diseño Curricular: el campo educativo y el Campo de la Práctica

 Una de las claves para comprender el sentido del nuevo Diseño es revisar lo educativo en las sociedades actuales, para no ligarlo únicamente con la escuela y el “sistema educativo” formal. Pero esto no es una novedad, ni tampoco es un conjunto de ideas brillantes traídas de Europa o alguno de los países centrales.

El desafío es comprender la densidad y la complejidad del campo educativo en nuestras sociedades. Necesitamos devolver relación a la educación con la vida misma, con las culturas actuales, con las condiciones concretas del mundo en que vivimos y en el que viven (y del cual son sujetos) los niños y los jóvenes.

Pero para eso, necesitamos comprender en qué tradiciones pedagógicas abreva el sentido del nuevo Diseño. Y, a partir de allí, analizar los horizontes formativos propuestos en el Diseño, los sujetos de la formación, el sentido del Campo de la Práctica y de los otros Campos curriculares, etc.

 2/ Lo educativo en las sociedades actuales

Lo educativo en las sociedades actuales, como venimos diciendo, se produce en el interjuego entre interpelaciones provenientes de diversos discursos sociales (mediático, comunal, callejero, escolar, del mercado, religioso, etc.) y reconocimientos o identificaciones subjetivas que esos discursos provocan.

 3/ El aprendizaje de la lectura y escritura de la vida y del mundo, más allá de los espacios escolares

Suele ser importante mirar en el mundo, en el contexto que nos rodea, cómo se produce lo educativo, cuáles son (además de los padres y los maestros) los referentes educativos y cuáles (además de la familia y las escuelas) las referencias educativas.

Vamos acercándonos a nuestras propias vidas y nuestras propias experiencias… La idea ahora en pensar en nosotros, en cada una y cada uno.

4/ Los sentidos actuales de la Educación Popular

Como lo sabemos, la Herramienta de la Práctica de 1er Año es un Taller de educación social y estrategias de educación popular. El objetivo no es que formemos a nuestras alumnas y alumnos (futuros docentes) como educadores barriales o como animadores socioculturales.

El propósito es que podamos reconocer los modos en que otros espacios resultan interpeladores en la formación subjetiva y que podamos apropiarnos de herramientas con las que trabajan esos espacios, que dan ciertas respuestas a las situaciones de crisis, complejidad y conflictividad que se producen en las sociedades actuales.

 5/ El mapeo de espacios y organizaciones sociocomunitarios para  trabajar en el Campo de la Práctica de 1er Año

La educación popular no es un conjunto de técnicas para trabajar fuera de la escuela, ni es una modalidad de la educación no formal.
La educación popular, como se ha visto, es una estrategia político- educativa de inclusión social No son sólo los sectores populares los que la caracterizan.

Su rasgo distintivo es su horizonte político-cultural: la construcción de una sociedad justa e inclusiva, de relaciones sociales igualitarias, que tiene como punto de partida el reconocimiento de las culturas actuales y sus modos diversos de producirse. A la vez, la formación de unos sujetos libres, críticos, autónomos, capaces de construir alternativas con sus colectivos socioculturales y políticos, y de desnaturalizar las ideas, los saberes y las prácticas dominantes. Por eso, en cada época, ha tenido características particulares.

Para la Práctica en Terreno, tendremos que trabajar con espacios y organizaciones sociocomunitarias. Trabajar con ellas no significa, entonces, trabajar para ellas ni sobre ellas, desde los Institutos. La idea es trabajar con ellas, en sus propios territorios. Y hacerlo con ese horizonte político, tan ligado a la idea de Paulo Freire sobre el trabajo educativo que –según este pedagogo– es el que se realiza con los oprimidos en la búsqueda de sus propias formas de organización.

Por eso, no se trata de que “Ahora tenemos que salir a buscar organizaciones para trabajar en la Práctica”. No es así. Ni tampoco se trata de trabajar con cualquier organización o espacio, sino con aquellos que poseen los horizontes político-culturales de la educación popular. Mucho menos se trata de llevar la lógica escolar a los otros espacios sociales, ni de hacer capacitación o apoyo escolar.

Salimos a esos espacios y organizaciones a compartir un proceso de formación; salimos a aprender:

      A aprender cómo se forman sujetos en espacios y organizaciones en contextos de conflictividad y complejidad;

   A aprender los modos, las metodologías, las técnicas, las estrategias formativas que producen esos espacios y organizaciones.

 6/ El Taller Integrador Interdisciplinario

El Campo de la Práctica, en el Diseño Curricular de la Formación Docente, sigue siendo considerado un “eje vertebrador”. Sin embargo, en el Campo de la Práctica se especifican tres componentes: las herramientas de la práctica, la práctica en terreno y el taller integrador interdisciplinario.

Uno de los componentes centrales (y quizás más novedoso) del Espacio de la Práctica es el Taller Integrador Interdisciplinario. Una de las características de la Formación Docente es la fragmentación curricular y la falta de comunicación entre los actores involucrados, a la vez que la ausencia de relaciones dinámicas entre los conocimientos teóricos y disciplinares y los conocimientos prácticos.

La propuesta de creación, cada año, de un Taller integrador interdisciplinario tiene por objeto provocar el encuentro de saberes, de prácticas y de sujetos en la Formación Docente. Este Taller es el espacio de encuentro mensual de la comunidad de los docentes y los estudiantes de cada año de la Carrera.

La integración y la interdisciplina

Es un Taller integrador porque busca la articulación:

de la acción y la reflexión, en especial entre los docentes, lo que implica tomar distancia de las construcciones idealistas (que aplican teorías o ideas) o pragmáticas, y apostar a la construcción grupal y colectiva de la reflexión y la reflexividad (el análisis del propio proceso de reflexión), a la búsqueda y creación de alternativas, a la toma de decisiones colectivas; de la teoría y la práctica, en cuanto provoca la necesidad (en el encuentro entre docentes y estudiantes)

de articular e interpelar mutuamente aquello que corresponde a la experiencia de prácticas docentes y de lo que se relaciona con la construcción teórica;

en este sentido, no se trata de una yuxtaposición o una sumatoria, sino de una articulación, donde cada elemento se ve interpelado y transformado por el otro en virtud de la relación integradora;

de la escuela (y el Instituto formador) con la sociedad y la comunidad, en cuanto las interpelaciones al taller y los problemas y temas que este aborde, tienen que aportar a la reconstrucción del sentido de la institución educativa en nuestras sociedades y a la recomposición del lugar y el significado público que posee;

de la formación básica con la cultura escolar, de modo de producir un continuum formativo en el cual las fuerzas sean equilibradas, y el esfuerzo de problematización y construcción crítica se haga cultura en la práctica docente, y no sea subsumido o fagocitado por la gramática escolar y su lógica de la práctica.

El Taller es interdisciplinario porque, más allá de la atomización de las disciplinas, el conocimiento y la formación tienen su fuente y su sentido final en la realidad y, en este caso, en una práctica social: la docencia como profesión y como trabajo cultural o intelectual en una sociedad.

Más allá de la superposición de disciplinas aisladas que obstruyen una percepción integral y problemática del mundo, los intentos multidisciplinarios fracasan ya que sólo operan yuxtaponiendo disciplinas, de manera circunstancial en abordajes teóricos o discursivos de problemas (a veces descontextualizados), lo que no provoca instancias de conocimiento integral ni de transformación de la realidad problemática.

La interdisciplina, tal cual la entendemos, como abordaje epistemológico y pedagógico, implica poner el centro de atención en las problemáticas contextualizadas de la realidad y no en las disciplinas o asignaturas. Esto comporta características que la distinguen de otras instancias estratégicas:

  • la interdisciplina necesita de los intercambios entre las disciplinas y entre los actores de cada una de ellas,

  • se refiere a las problemáticas de la realidad articulándose alrededor del ellas y tiene como interés su transformación, 

  • necesita del trabajo en equipo y de la cooperación recurrente, y no sólo esporádica (como en las mesas redondas o paneles ocasionales),

  • se encamina hacia la construcción de una referencia lingüística y un marco conceptual común.

    En cada año, el Taller Integrador Interdisciplinario tendrá un eje que permite relacionar los otros Espacios formativos, el soporte y la práctica de campo.
     

  • Finalmente debe aclararse que la totalidad de los docentes y alumnos de un determinado año participarán en el Taller Integrador Interdisciplinario de ese respectivo año. Esto se garantiza con la designación de cada docente con un módulo semanal plus (una hora plus). En el mes, los cuatro módulos se utilizan de manera acumulada en el Taller, según definición institucional.

    Es deseable que los Institutos de Formación Docente arbitren los medios para programar la realización de al menos un Taller Integrador Interdisciplinario vertical por cuatrimestre, con la participación de los docentes y estudiantes de todos los años de la Carrera de Formación Docente.

El eje: “Ciudad educadora”

El eje del Taller integrador interdisciplinario de 1er Año es Ciudad educadora. El término “ciudad” pretende aquí dar cuenta de la complejidad del “campo educativo”, como lo hemos trabajado en el Módulo Básico. Entonces, “ciudad” no se refiere al espacio geográfico o físico urbano.

Antes bien, está vinculado con el concepto de “ciudadanía” y alude a que la totalidad de los espacios sociales pueden poseer un carácter formativo y constructor de la ciudadanía.

 7/ Construcción interdisciplinaria

La idea del “Taller integrador interdisciplinario surgió de dos experiencias históricas (además de muchas otras que podamos evocar y poner en común. Una de ellas es la del Taller Total en la carrera de Arquitectura de la Universidad de Córdoba, a inicios de los 70. Una experiencia en la que participaron reconocidos pedagogos y referentes de la Arquitectura.

La otra es la experiencia, en los 90, de los Centros Experimentales de Bachilleratos para Adultos en Salud (CEBAS) en la Provincia de Buenos Aires.

En ésta, el eje de cada año tenía relación con la problemática de la enfermería en el campo de la Salud Pública, y comenzaba (en 1er Año) con un diagnóstico sanitario-social, en el terreno del primer nivel de atención, trabajado de manera interdisciplinaria. En la experiencia del CEBAS, los docentes eran designados con horas plus para reunirse (con los estudiantes) en un taller en día sábado, una vez al mes (acumulando las horas semanales en una sola jornada mensual).

La integración interdisciplinaria se producía en proceso, ya que la práctica iba interpelando, movilizando y requiriendo de esa integración y de la interdisciplina. De todos modos, esa estrategia formativa poseía dos construcciones paralelas pero relacionadas:

La construcción de la o las problemáticas que se abordarían en el Taller (definidas en el proceso del trabajo educativo del año, aunque con un eje integrador predeterminado, como por ejemplo: Diagnóstico sanitario-social en 1er Año).

La construcción de las bases concretas para lograr el diálogo interdisciplinario, que se realizaba al comienzo del año, identificando las redes de contenidos a desarrollar durante el proceso por cada materia y las relaciones posibles de las materias entre sí.