Historia

 

Historia de la Escuela Normal

 

 

 

 

Recordando los Orígenes:

                                        «Es difícil resumir lugares y fechas cuando hay tanta riqueza de experiencias y años dentro de sus instalaciones; la historia comienza a confundirse a través de tantos docentes pioneros y tantas vicisitudes para conformar, por fin, la Escuela Normal de nuestros anhelos.
El 15 de septiembre de 1901 comienza el camino. Un grupo de inquietos vecinos con el ánimo de fundar una Escuela Popular de Educación para fundar y sostener escuelas nocturnas para obreros. Formó una comisión de notables entre los que se encontraban José J.Berrutti, Juan Bautista Paláa, Antonio Paredes Rey, Juan L. Colombo, Luis A. Spinetta, J. Maire, Doctor Nicolás Gallo y Juan B. de la Cámara.
Allí empezó la Sociedad Popular de Educación su extensa e importante carrera en pos de un mejor nivel educativo de la población.
En 1912, se pusieron a trabajar para fundar una Escuela Normal y el 16 de febrero de 1913 empezaron la inscripción de alumnos, trabajo que se prolongó por varios días.,
Los 136 alumnos iniciales trabajaron en la recreación de una asociación interna de la escuela, la cual fue concretada con nombre de Unión Normalista dice la memoria de la institución al cumplir su cincuentenario.
Estos años fueron de reacomodamiento, de prepararse definitivamente para el futuro, con marchas y contramarchas, con luces y sombras. El 12 de junio de 1919 comenzó sus funciones la Escuela Normal Mixta Nacional de Avellaneda, bajo la protección de la Escuela Normal Sarmiento.
Esta Escuela funcionó en el local de la Sociedad Popular de Educación en Beruti 216 hasta el 8 de abril de 1922.
La Escuela Normal gestionada por la Sociedad Popular de Educación, ponía en marcha antiguas aspiraciones para acercar una escuela secundaria. Por supuesto, hubo demoras burocráticas que recibieron comentarios ácidos de los medios de comunicación locales.
En 1919, el gobierno alquiló una casona en la calle Levalle y Matilde Flairotto fue designada directora. Celia García Tuñon fue su secretaria.
En su edición del 12 de junio de 1919, se inaugura la Escuela Normal Nacional y el día 13 los inscriptos comenzaron a ser, oficialmente, alumnos del establecimiento. En los dos turnos se inscribieron 400 alumnos.
Así quedó instalada la Escuela Normal Mixta de Avellaneda.
El Presente
Hoy, la Escuela Normal Superior Próspero Alemandri ( el ENSPA como todos la conocen) es un establecimiento educativo de una excelencia tal, que los avellanedenses se esfuerzan para que sus hijos estudien en sus aulas.
Las exigencias siguen siendo grandes y la seriedad y responsabilidad con que se encaran las tareas educativas, la hace muy codiciada. Sus autoridades y cuerpo de docentes tienen una dedicación que exceden el dictado de las materias y apuntan a una formación integral.
Y esto se nota y se comprueba cada año en el nivel de su alumnado.
Desde aquellos lejanos días de la primera década del siglo XX, la trayectoria del ENSPA ha sido intachable.
Son muchas las generaciones de mujeres y hombres de Avellaneda que egresaron de sus aulas y luego han tenido una destacada labor en los diversos ámbitos de la sociedad. Haber estudiado en el Normal es para muchos un sello de identidad y pertenencia. Y el respeto que sigue mereciendo el establecimiento, así lo ratifíca».

Bibliografía :  «Revista 150° aniversario de Avellaneda» «Edición especial de la Escuela Normal Superior P.G. Alemandri

  

Discurso de la Directora fundadora para las Bodas de Oro: 1919-1969

Dra Matilde Teresa Flairoto de Ciampi

   «Empezaba el año escolar de 1917 y ,desempeñando por entonces la vicedirección de la Escuela Normal de Profesores N° 1 < Pte. Roque Sáenz Peña > fui  llamada por el entonces Exemo, señor Presidente de la Nación Don Hipólito Irigoyen. Con sentidas palabras me habló de la ciudad de Avellaneda, lamentando que, pese a estar a las puertas de la Capital Federal, careciese de una Escuela Normal y otros establecimientos de enseñanza se4cundaria.
Me anunció que me encomendaría la fundación y organización del primero de esos establecimientos, para habilitarlo lo antes posible. Para obviar dificultades, recibí órdenes de S.E. el señor Ministro de Justicia e Instrucción Pública, doctor José S. Salinas.
     De inmediato, comencé a buscar el local adecuado para la escuela a crearse; tarea difícil ésta, por cuanto la ciudad no contaba con edificios que respondieran ampliamente a tal fin. Como la noticia había saturado de alegría al pueblo de Avellaneda, todos _ hombres mujeres_ intervinieron en el hallazgo eficiente. Fue así que el dueño de u7n instituto particular sito en la calle Levalle cuyas finanzas no eran florecientes, lo ofreció en alquiler. La ubicación era buena; a una cuadra de la Avda. Mitre.
     Entretanto, el Ministerio había designado personal para el Departamento de Aplicación y primer año secundario, personal de maestranza, etc. Eran jóvenes recién egresadas: unas, de la Escuela Normal de Profesores; otras, de la Escuela Normal de la Plata. Un reducido número de ellas se había iniciado ya en la carrera docente; la mayor parte – casi todas- iban a comenzar su carrera en una escuela nueva que carecía de todo, muy distinta por cierto de aquellas de las que habían egresado. Pero con fe, entusiasmo, seguras que iban a servir a una obra social, educando y formando caracteres, para que los jóvenes y las niñas pudieran responder a las exigencias cada día mayores del progreso nacional; animadas por la vocación docente, que hace milagros…
     La Escuela no tenía presupuesto. Por lo tanto, era un local vacío pero amueblado espiritualmente, con los mejores propósitos, llevados por un ideal y la decisión para realizarlo. Nos facilitaron mesas, que forrábamos con papel de color para que parecieran más hermosas; pintábamos bancos. Los vecinos nos traían sillas, otros aportaban pizarrones. Cada maestro ofrecía su donación grande o pequeña. No había laboratorio ni museo, ni biblioteca; faltaban armarios. Los profesores de cada especialidad buscaron los elementos necesarios para que sus clases fueran interesantes y, en la cocina de la casa, repartido el espacio entre todos, se almacenaba el material a utilizar en sus clases.
     El señor Antonio Mentruyt fue benefactor de la escuela. Nos facilitó mapas y demás elementos indispensables para iniciar las clases. En esta forma prearia se libró la escuela al servicio público el 13 de junio de 1919. Autoridades, padres, industriales acudieron a su inauguración, que fue modesta como su dotación…
     Comenzó luego la tarea de ponernos de acuerdo sobre la planificación de nuestra labor. No teníamos horarios de trabajo; de la mañana a la noche estábamos en la escuela, que tenía dos turnos por la escasez de aulas. Los programas de enseñanza eran sintéticos; había que analizarlos y desarrollarlos. Estoy segura que los docentes de aquella época no habían olvidado nuestras reuniones, donde buscábamos una correlación en las distintas materias para no cansar al alumno, ganar tiempo y dedicar, dentro de las mismas, todos los medios para contribuir eficazmente a la información e información del educando.
     Fueron jornadas inolvidables para todos. Quizá los cansé con mis exigencias. L’egaba de Europa, adonde había sido enviada en 1914 por el consejo Nacional de Educación el Ministerio de Justicia e Instrucción Pública y la Asociación Nacional del Profesorado; y donde asistí a la «reforma escolar italiana». Pletórica de iniciativas, quería volcar en la organización de nuestra escuela lo que conviniera a ella: relación con los padres, con los centros de cultura, con el pueblo. Pero carecíamos de todo y pensé que, con el tiempo, la escuela llegaría a ser orgullo de la Nación. Mi predicción se ha cumplido: ha llegado a ser madre de otras ramas de la enseñanza, dándose la mano la cultura y el trabajo multiforme de Avellaneda.
      La escuela era mixta y no creó problemas. Las relaciones entre profesores y alumnos fueron encomiables.Había respeto a la jerarquía, acatamiento a las indicaciones y responsabilidad de ambas partes.
                                                                      *      *      *
      Conversé a menudo con los alumnos, y con los padres, que habían soñado encontrar un hogar espiritual, que les diera tranquilidad para el futuro de sus hijos…  Quedaron estas aspiraciones suspendidas a la inteligencia y a la voluntad de los alumnos y a la cooperación de los padres…  Esta necesidad nos llevó a organizar la Asociación de padres, que tanto nos ayudó a superar los muchas dificultades con que a diario tropezábamos.
      ¿Qué puede decir de mis colaboradores en esta obra de tanta responsabilidad y de tanto esfuerzo-? Que tuve el privilegio de contar con personas cultas, jóvenes y entusiastas, siempre dispuestas a superarse, incansables en el trabajo, eficientes en su obra, en la colaboración para todo lo que representara e4l progreso de la institución. Para los que pasaron a la Eternidad y para los que actúan o ya se han retirado, mi mejor recuerdo; mi gratitud por su leal dedicación al cumplimiento del deber.
        La paz, la alegría y la armonía nos acompañaron siempre en las horas difíciles de organización, sin los elementos necesarios, para poder – en una aspiración común- subordinar nuestros mejores pensamientos a los intereses de la Patria y los alumnos. HEMOS CUMPLIDO CON EL DEBER; LO HEMOS AMADO»_

Bibliografía: «Libro de oro del Cincuentenario»

El Profesorado

«En 1971 el cambio de estructura de nuestra Escuela convertiría en ENPA en la que es hoy ENSPA. Fueron los nuevos aires que soplaban en la educación: la incorporación de un Tercer Nivel para la enseñanza con miras a la formación docente.
Pero aquí adquirió relevancia sustancial, trascendió el ámbito escolar y llegó a la comunidad con el sello de lo ansiado.
Tres cursos de Primer Año: para la enseñanza primaria comienza a funcionar con todas las características de lo nuevo: marchas, contramarchas, ajustes.
La recepción de los primeros alumnos, la numerosa inscripción, los programas y actividades desarrolladas, las expectativas y los proyectos, tomaron la fuerza de las motivaciones. Poblaron sus aulas egresados del secundario pero también maestros en ejercicio que vieron en ese profesorado un medio para su perfeccionamiento. Al año siguiente, la creación de segundo año y la necesidad de descentralizar la tarea, dio origen a la formación del Consejo Consultivo. Para su constitución fue necesario formar los departamentos de materias curriculares, materias profesionales, de práctica y residencia. En los primeros años, la tarea del consejo estuvo muy ligada a la clasificación de los aspirantes a cubrir las cátedras y sugerir adaptaciones de programas e integración de áreas.
Los horarios escapaban al reloj y el fin de la jornada sólo llegaba con la tarea concluida tal era la pasión y la ansiedad que ponían en el trabajo productivo. Eran jornadas de elaboración pedagógica, de aportes creativos, de reflexión y organización.
En una de las reuniones con la Asociación Cooperadora, que es un verdadero motor para la marcha de la escuela, surgió la idea de formar la Biblioteca con una importante donación de libros y donaciones. En 1976 se amplió el panorama del profesorado con la creación de la carrera para Preescolar, con el consiguiente proceso de elaboración con la cobertura de cátedras, el armado de los programas de constitución del Departamento
En 1987 crece el profesorado. El masivo interés aumenta las secciones para primaria, llegando a siete secciones entre primero y segundo año, y diez secciones para el profesorado.
Los planes de estudio se modificaron en el transcurso de los años, pero las actividades complementarias entre profesores y alumnos dieron la tónica vivificadora a la escuela. Se organizaron visitas a la cuña boscosa de Santa Fe para vivenciar las experiencias de las escuelas rurales, conviviendo con maestros y alumnos. También las visitas a las escuelas con grados nucleados (47 en avellaneda 19 en Berazategui) para integrar materias como planeamiento, taller didáctico y seminario de la realidad que dieron origen a montajes audiovisuales. Los campamentos a la Rioja y zonas del Gran Buenos Aires, convocando en los fogones a la búsqueda de un desarrollo integral. Podemos afirmar que los primeros seis años del Profesorado fueron los más plenos por el esfuerzo organizativo como por las satisfacciones recibidas por el resultado. En este esfuerzo se deben destacar el sacrificio, el entusiasmo y el fervor puestos por docentes, personal de todos los niveles, alumnos y la comunidad toda. Especialmente los docentes que agregaron a ese impulso fervoroso la capacidad de elaboración de metas, el rigor pedagógico y la apertura a las nuevas orientaciones de la educación. Sin todos ellos, hoy no podríamos sentirnos orgullosos.
Otras de las experiencias que deben recordarse son Las muestras didácticas, oportunidad en las que los alumnos, asumiendo protagonismo, exponían el producto de la labor del año en materiales, textos, obras de teatro, conjuntos musicales, entre otros.
Luego vinieron otros tiempos y el Profesorado transitó otras circunstancias. Las exigencias de afuera y adentro provocaron mutaciones. Sin embargo las respuestas adecuadas se seguían ofreciendo y aquel espíritu comunitario e integrador de los primeros años será. sin dudas, un firme basamento para la adaptación a las nuevas exigencias.
A partir de 1975, por las presiones de la situación del país, el Profesorado fue perdiendo un importante número de alumnos varones poco a poco. Algunos, sin terminar su carrera, tuvieron que abandonarla y salir del país. Sin embargo la escuela siguió horneando maestros, muchos por vocación, y otros que ingresaban, al no poder hacerlo en la Universidad, descubrían, en las aulas y en las prácticas, que era su vocación. En 1983, con el advenimiento de la democracia, revive también el clima perdido, con distintos matices y estrategias. La participación horizontal se fue abriendo paso: en 1984 se forma el centro de estudiantes y se dio un proceso de integración con los Departamentos de Aplicación. El centro de estudiantes tuvo efímera existencia después de un momento de euforia. los alumnos perdieron interés. La inscripción en los cursos fue mermando, un poco como producto de la apertura irrestricta al ingreso universitario, y otro por la diversificación en la oferta de estudios en carreras cortas con mejores oportunidades de entrar al mercado laboral.
Ahora cuando la Escuela cumple 75 años y el profesorado completa 23 años en actividad, coincide con la transferencia jurisdiccional de la escuela. Comienza una nueva etapa de afirmación de su trayectoria y su permanencia para continuar dando respuestas a los nuevos jóvenes que seguramente buscarán en la Escuela el esfuerzo integrado de toda la comunidad educativa».
Bibliografía: Libro de oro de los 75 años.

A partir de 1994, dado la transferencia de las Escuelas Nacionales a la provincia de Buenos Aires, el Profesorado pasa a llamarse Instituto Superior de Formación docente N° 100, siendo la cabeza de la Unidad académica

Galería de fotos.

primera escuela

 

 Autoridades de los últimos años:

Prof. Insausti-Prof. Gatti- Prof. Guillermina Barberis- -Prof. Elba Ancarola-Prof. Susana González-

Autoridades actuales:  Vice-director del Instituto: Prof. Horacio Silva- Director institucional de la Unidad Académica:  Prof. Roberto Casero

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